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Funciones de una terapeuta familiar

La terapia familiar se utiliza para tratar trastornos emocionales de algún miembro de la familia, mejorar la comunicación y resolver conflictos. El terapeuta se reúne con el conjunto de miembros de la familia o bien con aquellos que están más predispuestos o interesados en su participación. Son muchos los motivos por los que puede resultar conveniente acudir a una serie de sesiones de terapia familiar, puesto que es un método que puede ser beneficioso para resolver tanto problemas de grupo como individuales. A nivel de organización familiar, se pueden tratar desde problemas de implementación de reglas de convivencia, a comunicaciones insuficientes o distorsionadas o interacciones familiares frías, distantes y hasta violentas. Los problemas de carácter individual que pueden someterse a terapia familiar incluyen un amplio espectro, donde caben situaciones provocadas directamente por problemas dentro del clan familiar como ajenos al mismo.

El papel del terapeuta

Durante las sesiones, el terapeuta trata de  resolver los problemas de conducta individuales mediante el análisis de las interacciones familiares. Los problemas más frecuentemente tratados en estas terapias son: depresión, inadaptación a la vida, académica, social o laboral o rebeldía. Para conseguir sus propósitos, el terapeuta examina los patrones de relación entre los distintos miembros con el fin de resolver diversos problemas y conflictos. A través de la terapia familiar, el terapeuta trata de mejorar la comunicación entre padres e hijos, hermanos o conýugues. A partir de aquí, sola o combinada con otros métodos, puede suponer una gran ayuda para resolver problemas psicológicos o de conducta individuales. Otro de los enfoques de estos familiares es intentar mejorar la capacidad de los miembros de la familia para apoyarse mutuamente. Al usar con mayor eficiencia los recursos de apoyo, este tipo de terapia puede resultar clave para gestionar los acontecimientos vitales estresantes tales como: una situación de bullying en el entorno escolar, problemas de adicciones (drogas, alcohol, juegos, tecnologías), una enfermedad grave o el fallecimiento de un familiar. Otra beneficio del trabajo de los terapeutas es tratar de potenciar la función de pertenencia que de por sí ya tiene la familia. Con un buen terapeuta especializado en terapia familiar es posible dotar de un mayor sentido a esta pertenencia e incrementar sus posibilidades de individualizar a cada uno de sus miembros.

Esto significa que dentro del contexto familiar la persona, y en especial el niño o adolescente, aprende ser independiente, tener confianza en sí mismo y adquirir las herramientas indispensables para sobrellevar los problemas y crisis de la vida.